Somos dos buenos amigos de hace muchos años. Dos compañeros de aventuras, principalmente en moto.
Somos dos personas como tantas otras, sin características a destacar en lo que refiere a esta historia.
Dos personas con vidas convencionales que han decidido abrir un paréntesis en la rutina para inverstigar un poco lo que está fuera de lo que vivimos como normalidad.
Pedro Puigdengoles Briones
Residente en Ibiza.
Ingeniero.
¿Qué me ha traído hasta aquí?
Hordas
de pensamientos grises, que llevaban mucho tiempo asediando la fortaleza de mi
serenidad, empezaron a abrir brechas y penetrar en mis sueños.
Empezó
a costarme dormir.
Tras
49 años de una vida guiada por las directrices que la sociedad establece como
el camino del éxito, había llegado a lo que ella esperaba de
mí. Una infancia feliz, unos estudios consistentes y la puesta en práctica de
una educación formal me llevaron finalmente a la alta dirección de empresas de
cierta entidad.
Con
ello un nivel de vida cómodo y casi envidiable.
Lo
que el sistema en el que vivimos establece como éxito.
Y sin
embargo ahora no podía dormir como lo hacía antes. Mis responsabilidades y mi agenda
repleta de compromisos agobiantes me asaltaban a altas horas de la madrugada.
El
teléfono me mantenía
permanentemente conectado con un montón de problemáticas
que, en el fondo, me resultaban ajenas. A su
vez, limitaba
mi capacidad de estar presente en los momentos que considero importantes en mi
vida: las actividades con mis hijos, las reuniones en familia, los encuentros
con los amigos, ...
Esa
mañana, llamémosle crisis de los 50, decidí que no quería
seguir el resto de mi vida por ese camino. Decidí cambiar el rumbo. Decidí dejar
el trabajo para empezar otro a una escala más
humana. Decidí buscar inspiración para ese nuevo proyecto vital en el
conocimiento de otras formas de vivir en lugares remotos del mundo que nuestro
día a día no nos permite
ni imaginar.
No soy persona solitaria, me gusta compartir las experiencias de la vida. Sabía quién era el compañero perfecto para este viaje y, además, era un ejemplo de vida próximo e inspirador para mí: mi amigo Andreu. Su forma de vivir siempre alegre, desenfadado, presente. Ya lo habíamos hecho en otras ocasiones. Sabía que podía contar con él para este viaje y que me ayudaría a vivirlo de esa forma nueva que buscaba.
Volver
a lo básico, a lo esencial, a lo que nuestra programación biológica nos hace
sinceramente valorar más: relacionarnos con las personas, alimentarnos,
guarecernos, dedicar nuestro tiempo a sentirnos sinceramente bien. Y a disfrutar con
presencia del mundo que nos rodea.
Un
viaje alrededor del mundo sobre una moto, equipados con una tienda de campaña,
un saco de dormir y cuatro pertrechos de cocina. El resto: ponernos en manos de
nuestros congéneres en lugares remotos del mundo. Una
filosofía de viaje bastante disruptiva con los estándares de nuestra sociedad;
pero creo que coherente con nuestra naturaleza.
Un viaje que espero que me devuelva a casa con una nueva visión del mundo, de la vida, de las personas, de lo realmente importante y que me ayude a plantear con coherencia mi nuevo camino hacia el éxito guiado por la búsqueda de la felicidad auténtica.
Andreu Llinás Quetglas
Nacido el 28 de junio de 1965 en Palma de Mallorca.
Residente en Mallorca.
Submarinista profesional.
¿Qué me ha traído hasta aquí?
Tengo 58 años y, tras toda una vida de responsabilidades profesionales donde he estado inmerso (nunca mejor dicho) en obligaciones constantes y rutinarias, hace ya 5 años tomé la decisión de tener mas tiempo para mí.
Mi deseo era vivir, en algún momento no muy lejano, la aventura de mi vida… Tomarme un largo tiempo fuera de mi zona de confort y descubrir un mundo y una vida diferente.
Y la aventura se presentó en forma de llamada telefónica, la de mi amigo Pedro una noche hace 9 meses contándome sus intenciones e invitándome a acompañarle a dar la vuelta al globo terráqueo en moto. No tuve ni que pensarlo, un SÍ rotundo.
Me motiva sobre todo el reto y los sabores que implica, renunciar a comodidades muy básicas a las que estoy acostumbrado y afrontar situaciones nuevas… Vivir en definitiva, un día a día totalmente impredecible mientras por el camino descubro nuevas tierras, gentes, y culturas que me regalen momentos inolvidables, como tantos tengo de mi querida isla.
Y toda esta experiencia, sobre uno de los vehículos que más
me puede apasionar y que tantas veces me ha acompañado en anteriores (y más “ligeras”)
aventuras, mi moto.
Éste va a ser mi gran viaje y estoy feliz de, además,
poderlo compartir con un gran amigo.
1 comentario:
Adelante chicos. Lleno de sana envidia y mis mejores deseos para ambos. Conociendo a mi "creo que todavia cuñado" Pedro estoy seguro del exito de esa aventura,si por exito entendemos vivir intensamente durante 180 dias alrededor del mundo subido en una moto.. Que suerte chicos. Y que valor. Un fuerte abrazo. Os sigo en vuestra ruta.
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