miércoles, 12 de junio de 2024

AMISTAD UNIVERSAL EN LA CARRETERA RUSA

Muchos de vosotros nos despedisteis con, o nos habéis ido recordando: ‘cuidado en Rusia, que está en guerra con Europa…’

Los rusos están gratamente sorprendidos de encontrarnos pululando por aquí… Les generamos curiosidad y están encantados de tener la excusa del viaje en carretera para entablar una conversación y ser amables. Cuando el que te encuentras es un motorista ruso, lo primero es un abrazo. Los camioneros son gente ruda y no suelen acercarse por iniciativa propia. Pero si les saludas mientras enciendes un cigarro o sacas la cantimplora en una zona de descanso no resistirán aprovechar para venir a preguntar y contarte también sus viajes entre Moscú y Magadán. O su trabajo transportando carbón. Disfrutarán simplemente de fumarse un cigarro contigo hablando uno en ruso uno y en español el otro y mirando ahora la moto ahora el camión…

En cada encuentro se cruzan pegatinas de recuerdo, correos electrónicos o teléfonos para encontrarnos en la siguiente ciudad si hacemos noche. Nunca falta el selfie conmemorativo.

La carretera nos da la excusa que deja patente las ganas que tenemos todas las personas de socializar, de conocer, de que nos conozcan, cuanto más lejos mejor. Por encima de las políticas que pretenden ponernos barreras.

CIRCULACIÓN EN LAS CARRETERAS RUSAS

 

Anarquía es lo que reina en las carreteras Rusas. Anarquía y espontaneidad.

Estamos acostumbrados a un orden en nuestras carreteras que hace que los primeros kilómetros en Rusia nos obliguen a reprogramarnos.

En Rusia se conduce por la derecha, como en España; menos mal…. Bueno, no sé. Teniendo en cuenta que entorno al 75 % de los coches tienen el volante a la derecha…quizás mejor hubiera sido conducir por la izquierda. Esto se debe a que comprar coches en Japón (nuevos o muchísimos de segunda mano) les resulta mucho más barato. El resultado: un montón de conductores poco dados a respetar las normas y circulando sin visibilidad para sus maniobras.

Aquí se adelanta cuando uno considera que hay espacio suficiente. No solamente en longitudinal sino en transversal. Si pasamos tres, ¿por qué esperar para adelantar a que pase el de la moto? (piensa el del coche que sale de detrás de un camión y que no me ha visto hasta que ya tenía todo el coche en mi carril). Finalmente te acostumbras a apartarte al arcén para facilitar estas maniobras sin aspavientos.

Las carreteras no son malas en el 90% de su trazado. Pero de vez en cuando se termina el pavimento y durante un par de kilómetros circulas sobre tierra o grava…. O peor, de vez en cuando hay unos baches o agujeros que te obligan a sortearlos para no romper nada. Pero tienes que estar atento porque el trailer que viene de frente a 120 km/h si ve un bache en su carril no vacilará en usar el tuyo para evitarlo. Así que al arcén de nuevo.

La señalización vertical y horizontal es … orientativa. Como diríamos en la burocracia: es preceptiva pero no vinculante… Se puede adelantar cuando quieras. De hecho el coche o camión que alcanzas se arrimará al arcén para que le pases haya o no línea discontinua y venga o no alguien de frente. Si no le adelantas, como que se ofenden….

En medio de la carretera, en medio de ninguna parte, puedes encontrar un trailer de 18 ruedas parado en tu carril (no en el arcén) porque el conductor se ha bajado a mear o a comprar un refresco en unos puestecitos surrealistas que aparecen de la nada. O ambas cosas y fumarse un piti…

También puedes encontrar sin ningún tipo de señalización previa ni balizamiento ni medida de seguridad ninguna una pareja de trabajadores arreglando un bache en medio de la carretera.

Lo de llevar matrícula…debe de ser solamente para los extranjeros pringaos… ni la mitad de los coches llevan.

En fin, que a veces dudo de si la aventura está en salirse de la carretera o quedarse en ella…

TIEMPO DE REFLEXIÓN

 Hace tres días Andreu y yo hemos decidido tomar caminos distintos hasta llegar a Ulán-Udé. Nos quedaban cuatro días para llegar allí. Yo he optado por seguir un ritmo de carretera más lento, deteniéndome más a menudo a visitar entornos fuera de la carretera y acampando de camino a la ciudad.

Esta nueva dinámica está propiciando que sucedan más cosas. Lo estoy disfrutando mucho.

Por fin he podido pegarme un baño en un río precioso en un entorno salvaje.


He pasado frío una noche que amanecí a -1ºC a las 6 de la mañana. En estas circunstancias, en un entorno natural, con las luces y los sonidos del amanecer, el frío tras una noche metido en una tienda de campaña es algo que invita a avivar las brasas de la noche anterior para hacer un café. Ese café ardiente y su cigarro reactivan el cuerpo para empezar a trazar la ruta de un nuevo día que no se sabe dónde terminará.

He conocido gente por el camino, en las gasolineras, en cafés de carretera; motoristas (pocos), camioneros, viajeros, … toda una experiencia social la de la carretera que merece una entrada a parte.



He tenido algún percance, la aventura va de esto. Atravesando un riachuelo bajo un puente de la vía del tren, una mala decisión y un golpe de mala suerte terminaron conmigo y con la moto en el río a las 8 de la mañana… Levantar la moto y sacarla de allí me llevó un rato. Tuve primero que desmontar las maletas para aligerarla, arrastrarla un poco hasta ponerla en llano en el cauce de río (porque había quedado patas arriba y así es imposible levantarla) y con todo eso tuve hecho mi ejercicio matutino, empapado y sudando a la vez a pesar del frío de la mañana. Solamente tuve que lamentar, además de mi falta de pericia, la rotura del retrovisor derecho. Nada importante.



He conocido pueblos lejos de la carretera. En general, la Rusia que estamos viendo es pobre. Y más que pobre (que considero que es un concepto relativo) es sencilla, no conoce el consumismo del capitalismo. Los pueblos, sus edificaciones, sus calles, su aspecto en general es muy humilde. Pero los pueblos lejos de la carretera, a diferencia de los otros, tienen una humildad bella, limpia, digna, atractiva. El barro de las calles es marrón fértil, no gris. Las casas son de madera sin parches de uralita o ladrillos vistos de cualquier forma. Hay animales: vacas, caballos, ovejas, perros, … hay huertos cuidados. Huelen a leña, comida y animales. Su escenario de fondo es una naturaleza gratuitamente majestuosa. Pero para encontrarlos hay que arriesgarse a perderse y salirse de la carretera.









En uno de estos pueblos, que vi a lo lejos desde la carretera y al que llegué buscando comida, pregunté a un chico de una edad como Mateo, unos 14-15 años. El pueblo era atractivo, rural. Era domingo, me dijo que la tienda estaba cerrada. Cuando me despedía me pidió si le acercaba a su casa (todo esto en riguroso Ruso). Pensé que le hacía gracia montar en la moto y que le acompañaría tres ‘calles’. Tres pueblos después, tras 25 minutos campo a través (porque me dirigió por donde él hubiera ido andando) llegamos a su casa. Una humilde casa de madera en una calle de tierra en la que sus vecinos jugaban a la pelota. Entró corriendo a su casa y me pidió que esperase. Salió con su hermano pequeño para presentármelo con orgullo, enseñarle la moto y explicarle su aventura. Me hubiera quedado a vivir…

Hoy duermo en lo alto de una montaña a la que he llegado tras una hora de pistas de tierra que llevan hasta Ulán-Udé. Mañana me quedan dos horas más para llegar hasta allí.



El silencio del bosque roto por los cantos de sus moradores. La oscuridad absoluta. La lejanía de la civilización, la proximidad del mundo.