Muchos de vosotros nos despedisteis con, o nos habéis ido recordando: ‘cuidado en Rusia, que está en guerra con Europa…’
Los rusos están gratamente sorprendidos de encontrarnos
pululando por aquí… Les generamos curiosidad y están encantados de tener la
excusa del viaje en carretera para entablar una conversación y ser amables.
Cuando el que te encuentras es un motorista ruso, lo primero es un abrazo. Los
camioneros son gente ruda y no suelen acercarse por iniciativa propia. Pero si
les saludas mientras enciendes un cigarro o sacas la cantimplora en una zona de
descanso no resistirán aprovechar para venir a preguntar y contarte también sus
viajes entre Moscú y Magadán. O su trabajo transportando carbón. Disfrutarán simplemente
de fumarse un cigarro contigo hablando uno en ruso uno y en español el otro y mirando
ahora la moto ahora el camión…
En cada encuentro se cruzan pegatinas de recuerdo, correos
electrónicos o teléfonos para encontrarnos en la siguiente ciudad si hacemos
noche. Nunca falta el selfie conmemorativo.
La carretera nos da la excusa que deja patente las ganas que
tenemos todas las personas de socializar, de conocer, de que nos conozcan,
cuanto más lejos mejor. Por encima de las políticas que pretenden ponernos
barreras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario