Reencontrados en Ulán-Udé compartimos dos días de visita y disfrute de la ciudad.
Especialmente las cenas en el restaurante-pub Churchill frente al monumento de Lenin. Un local de ambiente claramente inglés en el que comer buena carne asada, cervezas bien servidas y música en directo.
Siguiente destino: Lago Baikal. Allí nos han recomendado asistir a un festival motero el fin de semana del viernes 14 al domingo 16 de junio.
El jueves 13 recorremos los 300 km que nos separan del festival motero en Baikalsk.
La llegada al Lago Baikal es ... curiosa. En realidad es como llegar al mar. La impresión que genera es más por el conocimiento de que estás frente a un lago del tamaño del mar Balear que por las vistas, que son como las de cualquier costa ya vista...
El festival es en unas pistas de esquí al pie del lago. Un lugar precioso. Hemos llegado un día antes del inicio y a penas se aprecia actividad en la estación. Recorriendo el entorno, porque ni siquiera estamos seguros de no habernos equivocado de lugar, encontramos un grupo de 7 u 8 motoristas acampados en mitad de un prado. Nos acercamos allí, aparcamos las motos al lado, nos presentamos y contamos nuestra aventura,... Inmediatamente tenemos dos vasos de samogon en las manos y dos pescados secos para acompañar. La tarde noche larga transcurre entre risas, historias, música de harmónica (muy poco de la mía y mucho de la de uno de los motoristas rusos que resulta ser un gran músico).
En medio del inicio del festival, con el ambiente empezando a animarse y la música a sonar, decidimos marcharnos para evitar males mayores para la salud. Recogemos nuestro campamento y, tras despedirnos de nuestros anfitriones, seguimos nuestro camino hacia Mongolia.
Por la carretera todo son motos y más motos que, en sentido opuesto al nuestro, acuden al festival.
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