viernes, 26 de julio de 2024

MISCELANEA. RECUERDOS PASADOS

El día a día del viaje es un no parar de desmontar y montar campamentos, conducir quilómetros y quilómetros, vivir experiencias intensas, ... y tratar de inmortalizarlas para el recuerdo y transmitíroslas.
A lo largo del día hacemos fotos, grabamos videos, escribimos y, con todo ese material, de vez en cuando, en momentos de tranquilidad, trato de montar videos resumen y páginas del blog.
Es tal cantidad de material que en muchas ocasiones preparo contenidos que luego quedan traspapelados sin colgarlos para vosotros, que en definitiva es para quien dedico este tiempo.
Así que hoy he hecho una revisión y he encontrado unos cuantos videos de jornadas ya pasadas que, ya que dediqué el tiempo e ilusión de montarlos, os los traslado aquí a modo de miscelanea de recuerdos del pasado.

Jornada en solitario llegando a Ulán Udé.

Los últimos días de nuestro viaje desde Vladivostok a Mongolia, antes de llegar a Ulán Udé, Andreu y yo pasamos un par de días llevando rutas distintas. Uno de esos días me encontré en una divertidísima, rápida y larga pista de tierra que me condujo al final de la jornada a una memorable acampada en lo alto de una montaña en un bucólico prado solitario.


Baño en el lago Kgyargas.
Atravesando una zona árida de Mongolia, cosa rara porque en general estuvimos circulando por zonas bastante verdes, pasamos junto a un enorme lago que nos llamó para refrescarnos, asearnos y contemplar la paradoja de estar en una enorme masa de agua dulce rodeados de desierto por todas partes.


Atajo bajo un tendido eléctrico.
Kazajistán ha resultado un entorno social apasionante, pero un territorio no muy divertido para la conducción. Posiblemente no supe escoger las rutas más variadas. De forma que, la mayor parte del tiempo, estuve rodando por carreteras principales un poco aburridas. Con el fin de salir de la monotonía y hacer un poco de deporte, de vez en cuando, tomaba atajos a la carretera principal. Atajos que, llegando al mismo punto decenas de quilómetros más adelante, evitaban trazados quebraados que suponían más distancia a recorrer, pero que siempre implicaban mucho más tiempo de conducción...pero divertida.



De acampada en acampada.
De la misma forma, las jornadas rodando por carreteras asfaltadas y transitadas se veían amenizadas por los momentos de búsqueda de entornos de acampada singulares alejados de la carretera.
La carretera discurre por la estepa al pie de las enormes montañas que hacen de frontera con el Kirgistán. Llegada la hora de acampar, salía de la carretera hacia las montañas y buscaba algún valle que presentase árboles (rarísimos en esta zona) y pudieranser señal de cursos de agua. 
De estya forma fui encontrando lugares bucólicos en los que acampar, refrescarme y deleitarme de la belleza de la naturaleza cuando se contrasta la vida que rodea el agua con la aridez del desierto.


Perdido en en desierto.
En esta ocasión, intentando evitar una ruta incomprensiblemente triangular que Google Maps proponía para ir de A a B pasando por D con una distancia total de 350 km, decidí tratar de atravesar una zona desértica de 165 km que, sobre un mapa topográfico del que disponía, se apreciaba algún tipo de trazado.
Resultó ser una vía de tren que, a su vez tenía un vial de servicio bastante complicado. era muy llano, pero alternaba arena seca con arcillas húmedas en un trazado con roderas bastante profundas. En definitiva un trazado muy lento y tedioso bajo un sol abrasador. Cuando llevaba una hora había recorrido 25 km y empezaba a dudar de que tuviese sentido seguir intentándolo. En ese momento me encontré con 4 operarios de la vía férrea en un Lada Niva que, chapurreando me dieron a entender que me estaba liando... Me acompañaron a un pueblo que estaba algo más adelante donde me pusieron en contacto con unos chicos jóvenes que hablaban algo de inglés. Entre todos, finalmente, me recomendaron entre risas de incredulidad, desistir de la ruta y regresar a la carretera y asumir los 350 km que era lo que todo el mundo del pueblo hacía...













PERDIDO EN DAGHESTAN

Por recomendación de Peter, un compañero viajero, desde el sur del Daghestán hasta la frontera con Georgia busco una ruta por el interior. Al parecer las montañas del Daghestan son preciosas.

Cita de Wikipedia:

la palabra Daghestan o Daghstan se deriva de la palabra túrquica dağ (montaña) y el sufijo persa -stan (tierra) y significa «país de montañas»

Y el territorio hace honor a su nombre!!

Forzando puntos de paso por pueblos entre las montañas, consigo que Google Maps me trace una ruta fuera de la carretera principal, que discurre por la costa, y que ya la hice de bajada sin ningún tipo de atractivo. La ruta es preciosa. Una pequeña carretera secundaria asfaltada se adentra en las montañas ascendiendo de cota y dando paso a una sucesión de paisajes climáticos que van desde lo desértico del litoral Caspio a faldas de la montaña abancaladas y con cultivos de vid para seguir con paisajes continentales que recuerdan a Torrecilla y posteriormente alta montaña y alpino. En menos de dos horas he pasado de la cota -28 m del Mar Caspio a coronar un collado a 2.500 m de altitud.









La pequeña carretera dio paso a una pista sin asfaltar que cuando entró en la zona alpina se redujo a dos roderas de todoterreno sobre el prado. Un espectáculo de la naturaleza y un disfrute de la sensación de conquistar todo tipo de entornos con la moto y la libertad.

Continuando por estos alpinos parajes y siguiendo la ruta de Google Maps llego a un pueblo en medio de las escarpadas montañas, Siukh. Al atravesar el pueblo (para los que lo conocen imaginaros Canejan) la ruta de Google Maps se ha convertido en un torrente que me obliga a hacer malabarismos para seguir avanzando con la moto. Claramente algo no va bien o no tiene futuro… Al coronar la calle más alta del pueblo, un grupo de obreros que construyen una casa me reciben sorprendidos y me preguntan de donde vengo y a dónde voy. Cuando les digo que voy camino de Valikavkaz para atravesar a Georgia (que está a 135 km) estallan en una carcajada que me deja claro que por ahí no seré capaz de llegar con mi moto de 250 kg cargada… Y, puesto que no estoy dispuesto a terminar el viaje en una burra (que sería lo más apropiado para este tramo), me indican una pista de servicio del tendido eléctrico que alimenta el pueblo desde el otro lado del valle por la que podré llegar a una carretera asfaltada que, en 250 km, me llevará a la frontera.

Tras 1,5 h de una pista de escasos 10 km y 800 m de desnivel y superadas 3 caídas al borde de estos precipicios, llego al pueblo vecino en cuestión y acabo descansando en una cantera abandonada con mi tienda de campaña a las 20h. Prueba superada…

Dos días más tarde me llegarán mensajes de Astrakhan, de Mallorca (Andreu) y de Novosibirsk, de amistades del camino que han recibido por las redes sociales rusas un vídeo que uno de los obreros grabó de mi hilarante llegada a lo alto del pueblo buscando la frontera con Georgia…

MAR CASPIO, SUS ENCANTOS Y SUS MONSTRUOS.

Cruzada la frontera entre Kazajistán y Rusia en la región rusa de Astrakhan, entro en la república del Daghestán bordeando las orillas del Mar Caspio. Tras una noche en un precioso rincón de un entorno dunar de la costa,

llego el día 22 a Derbent. Próximo a esta localidad costera se encuentra en ekranoplano Lun. Un prototipo militar desarrollado en los años 80 por la URSS. Actualmente se encuentra varado y abandonado desde entonces en una playa sin ningún tipo de museización ( al menos activa). Un espectáculo bizarro… Como dijo Mateo, parece una nave de Star Wars caída en combate en un escenario de película.





Esa tarde noche la paso en un cámping cercano donde me uno a dos viajeros motoristas rusos. 


Sergey de 59 años a lomos de una Jawa de los años 70 con aspecto de nómada de la carretera. 

Conductor de camiones y piloto aficionado de aviones retirado.

Anatoli, joven abogado de 35 años, separado y con dos hijos, que ha dejado el trabajo y viaja en busca de inspiración para rehacer su vida. (todos encontramos nuestras almas gemelas en este mundo).

Fuego, pescado seco y pollo a la brasa y mucha cerveza nos acompañan hasta entrada la noche conversando en ruso, inglés y castellano sin la asistencia, esta vez, de Google translator. La cerveza hizo sus veces.

ULTIMA ACAMPADA EN KAZAJSISTAN

Tras una noche en una maravillosa casa de huéspedes en Atyrau el día 19 de julio recorro los últimos km hasta la frontera con Rusia en Astrakhan.

Por el camino me rodean todavía los estragos de las inundaciones del mes de abril. Zonas de estepa desértica inundadas hasta el horizonte. Una paradoja a la que no estamos acostumbrados.

Durante km la carretera se mantiene seca sobre su terraplén a escasos cm del nivel de las aguas.

En estas condiciones llego a 25 km de la frontera con Rusia donde decido acampar para afrontar los trámites fresco por la mañana.

Lo hago en un recodo del río a un km de la carretera según recomendación de la app IOverlanders que me recomendaron unos viajeros suizos hace un par de días. 








Es así que allí, a última hora de la tarde, me sorprenden leyendo una enorme furgoneta Mercedes de los años 80 camperizada y un Nissan Patrol poco posterior. En ellos viajan independientemente sendas parejas jóvenes de Francia y Holanda respectivamente. Agradable y fresca compañía con los que comparto cervezas, cena y conversaciones sobre la vida. Al día siguiente todos nos dirigimos a la frontera a primera hora y allí nos perdemos la pista.
¿o no?

DE ARAL A ATYRAU. COMPAÑERISMO EN LA CARRETERA.

 Durante dos días y su noche intermedia estuve atravesando una zona entre Aral y Atyrau en el Mar Caspio en el que la carretera había sido dañada por las inundaciones del mes de abril. Fueron unos 200 km que se hicieron largos y complicados. Aunque emocionantes.

Llegada la noche acampé al pie de una torre metálica, cuya función no supe identificar, que resultó realmente pintoresca...







Estando acampado en esta estepa desértica apareción un visitante inesperado. Un monísimo perrillo blanco muerto de hambre y falto de cariño. 




Compartí con él la cena. No le permití, como pretendía, dormir dentro de la tienda conmigo. Pero se tumbó en el exterior entre la lona impermeable y la tela de la tienda junto a mí... cómo son los perros... me pasé la noche pensando cómo embarcarlo en la moto.

Por la mañana compartí el desayuno de nuevo con él y con el corazón en un puño, lo dejé a su suerte...


En la dificultad del camino no estaba solo todo el rato. en realidad se trataba de una vía de comunicación transitada, lo que hacía que cada 15 minutos o media hora me cruzase con algún coche o camión. Y en estas circunstancias la gente de la carretera son muy atentos, especialmente con una moto y se detienen si te ven parado con la duda de que puedas tener un problema o una necesidad. Espontáneamente me han regalado comida, agua, e incluso un camionero me invitó a la cabina de su camión a fumar alguna hierba extraña en una cahimba de agua y me regaló una navaja...






ARAL, LA MUERTE DE UN MAR.

Era una de las visitas que me apetecían de esta zona del mundo. Visitar el Mar Aral. Considerado víctima de uno de los desastres ecológicos mayores del mundo causado por el hombre de forma consciente. Políticos soviéticos de la época declararon, mientras planificaban derivaciones de agua de los ríos principales que vierten al Mar Aral para regadío de algodón: 'El Mar de Aral debe morir como un soldado en la batalla...'


Llegué a la ciudad de Aral (esperando encontrar una ciudad costera) y no, ya no lo es. Aunque es difícil percibirlo porque es bastante extensa y su linde con respecto al mar (que se retira) no es claro y accesible… 


decidí ir a visitar este efecto de la desertización de un pueblo costero, a Jalañas, donde es más fácil y claro percibir este fenómeno.
Allí, efectivamente, tras casi una hora de pista por el desierto, se llega a una población que, siendo parecida a cualquier otra de las ya visitadas en la estepa, presenta la particularidad de que en algunas calles hay pequeños botes abandonados. 



Donde un día debió estar el mar, se acaba el pueblo y se aprecia una cierta morfolorgía costera como la orilla de un lago. Pero todo está seco y con esa vegetación de matorrales característica de todo el paisaje kazajo. Es difícil imaginar que allí hubo un mar. Desde luego no se aprecia ni en el horizonte. Yo pretendía llegar hasta la nueva orilla. Pero los caminos que pudieran llegar son de arena y arcillas muy difíciles de superar con la moto tan cargada y con tanta incertidumbre de hacia dónde ir.



Así que me conformé con ver el pueblo y hacer unas carreras de motos con los chavales del lugar que enseguida me vinieron a recibir cuando aparecí por allí. Como siempre: todo el mundo simpatiquísimo!

HOSPITALIDAD KAZAJA

 Baikonur es una ciudad kazaja en la que se encuentra el cosmódromo desde el que la URRS envió el primer hombre al espacio y muchas otras actividades relevantes de la carrera espacial. Sigue siendo uno de los cosmódromos más grandes del mundo. La ciudad y el cosmódromo (situado a unos 50 km) están arrendados por el gobierno ruso al kazajo desde la desintegración soviética. Así que resulta, y yo sin saberlo, que para acceder es necesario un permiso especial porque todo ello está amurallado como si de otro país se tratase. A la ciudad se accede por tres puntos de control solamente.

A través de Couchsurfing había contactado con Nursaule en Baikonur. Nursaule iba a alojarme un par de días en su casa para visitar la ciudad y el cosmódromo. Tampoco me avisó de la necesidad de los permisos.

Así que al llegar me topé con estas realidades y no pude entrar en la ciudad.

Por suerte Nursaule trabaja fuera de la ciudad en una villa periférica y sus padres viven también allí. Así que acudí a comer a un restaurante próximo a su trabajo y la esperé hasta que pudo salir para ir a casa de sus padres.


Sus padres me alojaron en su casa. Una familia fantástica! Son 4 hermanas y un hermano. En la casa de los padres vive el hermano con su mujer y el hijo. El resto de la familia van apareciendo a comer y cenar





Pasé dos noches allí. Con la sensación de ser uno más de la familia aunque claramente agasajado como un invitado de honor. Prepararon unas comidas y desayunos espectaculares! Hicimos siestas, dormí en el suelo (como todos) en una habitación compartida, dimos paseos, charlas, … una apasionante experiencia personal, social y cultural.





Incluso el domingo estuvimos viendo, junto con los adolescentes que había por la casa (de la edad de Mateo), el partido de la final de la Eurocopa de España contra Inglaterra. Qué divertido fue!!

El lunes 15 de julio, muy pronto por la mañana, a la hora que los trabajadores de la casa se ponían en marcha, recogí mis cosas, desayunamos en la cocina y nos despedimos con gran intensidad.

Qué bonita, auténtica y profunda es la hospitalidad kazaja.