viernes, 26 de julio de 2024

HOSPITALIDAD KAZAJA

 Baikonur es una ciudad kazaja en la que se encuentra el cosmódromo desde el que la URRS envió el primer hombre al espacio y muchas otras actividades relevantes de la carrera espacial. Sigue siendo uno de los cosmódromos más grandes del mundo. La ciudad y el cosmódromo (situado a unos 50 km) están arrendados por el gobierno ruso al kazajo desde la desintegración soviética. Así que resulta, y yo sin saberlo, que para acceder es necesario un permiso especial porque todo ello está amurallado como si de otro país se tratase. A la ciudad se accede por tres puntos de control solamente.

A través de Couchsurfing había contactado con Nursaule en Baikonur. Nursaule iba a alojarme un par de días en su casa para visitar la ciudad y el cosmódromo. Tampoco me avisó de la necesidad de los permisos.

Así que al llegar me topé con estas realidades y no pude entrar en la ciudad.

Por suerte Nursaule trabaja fuera de la ciudad en una villa periférica y sus padres viven también allí. Así que acudí a comer a un restaurante próximo a su trabajo y la esperé hasta que pudo salir para ir a casa de sus padres.


Sus padres me alojaron en su casa. Una familia fantástica! Son 4 hermanas y un hermano. En la casa de los padres vive el hermano con su mujer y el hijo. El resto de la familia van apareciendo a comer y cenar





Pasé dos noches allí. Con la sensación de ser uno más de la familia aunque claramente agasajado como un invitado de honor. Prepararon unas comidas y desayunos espectaculares! Hicimos siestas, dormí en el suelo (como todos) en una habitación compartida, dimos paseos, charlas, … una apasionante experiencia personal, social y cultural.





Incluso el domingo estuvimos viendo, junto con los adolescentes que había por la casa (de la edad de Mateo), el partido de la final de la Eurocopa de España contra Inglaterra. Qué divertido fue!!

El lunes 15 de julio, muy pronto por la mañana, a la hora que los trabajadores de la casa se ponían en marcha, recogí mis cosas, desayunamos en la cocina y nos despedimos con gran intensidad.

Qué bonita, auténtica y profunda es la hospitalidad kazaja.

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