Durante dos días y su noche intermedia estuve atravesando una zona entre Aral y Atyrau en el Mar Caspio en el que la carretera había sido dañada por las inundaciones del mes de abril. Fueron unos 200 km que se hicieron largos y complicados. Aunque emocionantes.
Llegada la noche acampé al pie de una torre metálica, cuya función no supe identificar, que resultó realmente pintoresca...
Compartí con él la cena. No le permití, como pretendía, dormir dentro de la tienda conmigo. Pero se tumbó en el exterior entre la lona impermeable y la tela de la tienda junto a mí... cómo son los perros... me pasé la noche pensando cómo embarcarlo en la moto.
Por la mañana compartí el desayuno de nuevo con él y con el corazón en un puño, lo dejé a su suerte...
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