sábado, 27 de abril de 2024

LAS VEGAS

Quién no ha oído hablar de Las Vegas? Cuántas películas nos han transportado allí como el paraíso de la diversión. Todos alguna vez habremos deseado poder vivir aquello que hemos visto por el agujerito que nos ofrece la televisión....
Un fraude. Una tristeza. Una sensación de vacío. Una náusea de ver tan de cerca el engaño humano del azar y sus consecuencias. Salir por las vegas es ir al casino. No hay otra cosa. Si quieres cenar: al casino. Si quieres tomar algo: al casino. Si quieres dormir: al casino. Si quieres tomar algo: al casino. Ahora sí, no esperes poder apoyar tu copa tranquilamente en la barra del bar porque ésta es una procesión de pantallas tragaperras.
Gente jugando sola por doquier. Hombres, mujeres, jóvenes y mayores. En bermudas y chancletas (no busquéis al Sr. bond ni sus mujeres). Nadie sonríe, nadie parece divertirse. Bueno, hubo un momento que oimos un grito de alegría en la distancia y unos instantes de rumores celebrativos. Y ya.
Por la calle, de vez en cuando, gente de aspecto normal sentada en un rincón con la mirada en el infinito hacen imaginar las historias de vidas arruinadas. Hacen casi sentir las sensaciones del remordimiento de profundidad abismal. El vértigo de vidas sin futuro.
Y todo ese dinero quemado se transforma en el escenario más opulento y de mal gusto imaginable. Una sucesión de retos fálicos adornados de luz y de color que no consiguen sin embargo generar singuna sensación de felicidad ni diversión.
Podría decirse que Las Vegas hay que vivirlas una vez para aprender lo que debe evitarse en la vida de la misma forma que la India debe visitarse para aprender a vivir con felicidad en la miseria.







1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnifico blog, Pedro. que bueno que eres....