sábado, 3 de agosto de 2024

DE GEORGIA A TURQUIA PASADO POR AGUA

A mediodía llegué al Mar Negro. Comí bien en un restaurante turístico en el paseo marítimo.


Por la tarde, estaba en las proximidades de Batumi (que es la población georgiana más próxima a la frontera turca), hora de acampar. Me hice con una botella de vino georgiano de despedida y algo de fruta para cenar. Siguiendo indicaciones de Ioverlanders llegué a un precioso recodo de un río con una arboleda tapizada de hierba y helechos muy apetecible!
Acampé en la hierba a unos 5 m del lecho seco del río, una zona de unos 20 o 30 m de cantos rodados y grandes rocas que mediaban entre la arboleda y el agua. En el agua había tres hombres pescando peces con gafas de bucear y las manos. Nunca había visto nada igual! Se pusieron las botas en el rato que los estuve mirando!
El río bajaba con agua transparente y muy agradable para el baño.
Maté la tarde, entrando en la noche, con la fruta, disfrutando el vino, escribiendo, fumando, tocando la harmómica, ... bucólico relax.


Llegado el momento de descansar, en la absoluta oscuridad del bosque, monté la tienda de campaña y me puse a dormir. Chispeaba algo.


Me desperté a las 6 de la mañana con el ruido de la lluvia, me di media vuelta y seguí durmiendo.
Me volví a despertar hacia las 7 con más ruido, algunos truenos y algo mojado porque tenía una gotera que me empapaba el saco. Me aparté un poco y seguí durmiendo.
A las 745 h por fin me desperté empapado, con un estruendo de lluvia sobre la lona, truenos y un rugido... un rugido constante que no recordaba de la noche anterior...
Abrí la cremallera de la tienda y saqué la cabeza para ver el panorama. Y el panorama era aterrador... El río había crecido hasta el mismo inicio de la arboleda lo tenía ahora a unos 5 m de la tienda, la mesa, la silla, la moto. Todo el campamento estaba encharcado. El agua del río bajaba desbocada. En la masa de color chocolate en la que se había convertido el bucólico río del día anterior se veían arrastrados árboles que cuando chocaban con alguna gran roca las acababan desplazando. El ruido del conjunto era ensordecedor. El espectáculo dantesco.
Me vestí con la ropa de moto y el chubasquero y me puse a recojer el campamento rápidamente, todo empapado. El equipaje hoy pesaría el doble por la cantidad de agua transportada. El diluvio era tal que la ropa de lluvia sirvió de poco. Estaba empapado. Pero en 15 minutos estaba saliendo a la carretera lejos ya del riesgo de las aguas del río. El camino de bajada hacia la costa seguía siendo un espectáculo bíblico. Por todas partes bajaban torrentes desbordados, la carretera atravesaba cada poco zonas inundadas y lo truenos le iban poniendo banda sonora.
Llegado a la carretera que debía llevarme a la frontera había que cruzar el río. Pero a esas alturas ya no era posible...



Tuve que volver hacia el norte y buscar otra carretera tierra adentro para llegar a la frontera.
En la frontera ya había dejado de llover. El trámite fue rápido y en 1,5 h estaba en turquía.

Abandoné enseguida el Mar Negro para bajar hacia el sur y adentrarme en el país. La hora de acampar me cogió esta vez en las orillas de un embalse. Había un cámping pequeño y muy agradable en el que tuve tiempo de tender a secar mi saco y tienda de campaña antes de prepararme una cena a base de lata de conservas turcas sobre el hornillo...













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